Quedamos en una céntrica cafetería de Cartagena con Jota y Pepe, batería y bajo, motor de Arde Bogotá, para charlar con ellos durante aproximadamente una hora de todo lo les está pasando y de lo que está por venir. Llegan puntuales a la cita, por separado, con apenas dos minutos de diferencia y desde el primer momento hacen gala de la amabilidad y naturalidad que les caracteriza. Entramos al local, se piden ambos un “asiático” -café típico de Cartagena- y comenzamos con la entrevista.
Llegáis con nuevo álbum y nueva gira bajo el brazo. En la semana de su lanzamiento el disco ha sido número 3 en ventas, número 2 en vinilos y número 1 en formato físico, enhorabuena. ¿Cómo se digiere eso?
J: Muchas gracias. Ya nos
sorprendió cuando publicamos “La Noche” que llegamos al número 23 y fue como
“¡Wow!, algo está pasando, parece que gusta”. La verdad es que se lleva muy
bien. Da gusto que reconozcan tu trabajo, que las canciones lleguen a la gente,
que cada vez venga más gente a los conciertos y que, por lo tanto, también
compren los discos, el merchandishing, etc. Pero realmente la cultura del
trabajo es tan grande dentro de la banda; estamos tan metidos en dar los
conciertos, ensayos, grabar el disco y ahora otra vez los directos y demás, que
no te paras a darle demasiada importancia a lo grande que se haya podido hacer
la banda en tan poco tiempo.
P: Es abrumador ver que tu nombre
está al lado de artistas que venden tanto como Quevedo o Bad Bunny. El trabajo
siempre está ahí y tratamos no fijarnos en ese tipo de cosas, pero lo
agradecemos muchísimo.
En vuestro primer disco hablabais sobre una temática en concreto y en este segundo habéis hecho lo mismo. ¿Ha sido casualidad o por el contrario os ayuda centraos en un tema y que el disco gire en torno a eso?
J: No, ha sido a propósito el
trabajar sobre unos conceptos porque nos ayuda mucho a componer.
P: Y ha sido casi inevitable
porque hicimos un disco mientras girábamos un disco, entonces era inevitable
hablar de los viajes y de lo que nos estaba pasando. Al final son muchos viajes
a muchos sitios, donde pasan muchas cosas.
J: Es lógico, porque el primer
disco habla de una noche, que es un poco lo que hacíamos antes de la pandemia y
de ahí estiras el chicle y creas y viaje de A a B. En Cowboys son más bien doce
letras distintas, basadas en vivencias nuestras. Por ejemplo, un viaje al odio,
un viaje a la fiesta o un viaje de vuelta a casa. Todo eso lo vivimos durante
la gira y nos dio para crear doce viajes distintos que tienen un nexo común. Se
parece a la noche en el sentido de que es conceptual, pero digamos que el
abanico es más grande.
Describidme cómo es el proceso compositivo de la banda.
P: Es algo muy coral. Una idea puede venir de
cualquier sitio y la trabajamos juntos. Incluso alguna idea puede surgir de la
propia improvisación. Todas las letras las escribe Antonio, el resto como mucho
le sugerimos alguna variación en alguna palabra, pero las letras son de Antonio
y la música la hacemos entre todos. Una idea puede venir de cualquiera de
nosotros y luego le damos forma entre todos.
Habéis recrudecido vuestro sonido con una base rítmica más sólida. Habéis pensado además en añadir algún teclado al sonido de la banda o preferís que sólo suenen guitarra, bajo y batería.
J: El bajo se escucha más.
P: ¡Se escucha bastante más!
J: Buscamos un sonido de rock duro. De momento
así es como estamos más cómodos y es como componemos. Luego a la hora de grabar
tienes que meter doce capas más de guitarra, pero es verdad que como lo hacemos
ahora es como preferimos hacerlo, es más orgánico y es como sabemos trabajar.
Luego en la grabación del disco te das cuenta de que hay cosas que no estaban
en las maquetas, por lo tanto, en muchas canciones del disco vas a encontrar
percusiones, efectos de sonido raros, teclados que hacen un poquito de colchón
envolvente, ya se notaba mucho en el anterior disco en “MIlennial” o
“Exoplaneta”, por ejemplo. Pero de momento metemos los efectos justos para que
se pueda lanzar en el directo por secuencias y no necesitemos meter en el directo
un teclista a tiempo completo que también pueda modificar luego las
composiciones en un futuro.
¿Os habéis planteado que Pedro, el segundo guitarrista en la gira, sea miembro oficial de la banda?
J: No lo hemos planteado aún
porque la banda empezó como cuatro, estamos súper cómodos como cuatro y hemos
aprendido a componer y a trabajar en el local como cuatro. De momento no
pensamos en meter a un quinto integrante. Pedro es súper necesario para la
gira, por eso hemos preferido meter a un guitarrista antes que a un teclista y
además nos ayuda mucho al Status Quo y a la estabilidad de la banda. De hecho,
inevitablemente ya hay un quinto miembro en la composición de los discos que es
nuestro productor Lalo, él añade sus ideas de guitarra y de teclados y lo ordena
todo bastante.
Creo que sonáis más contundentes y habéis experimentado un gran crecimiento, tanto en las composiciones como a la hora de plasmar las canciones en el disco, habladme de ello.
J: No nos hemos cerrado a nada en este disco.
Si algo hemos aprendido haciendo el disco y en la gira anterior es que cuanta
más energía dabas en los directos y más rockero lo hacías todo, mejor respondía
el público. Y eso nos hizo estar más cómodos sobre el escenario y entender que
es un sitio donde puedes ser quien realmente eres. Todo lo que suena en este
disco ha salido de forma natural, desde luego no ha sido impostado, no hemos
querido meter teclados ni violines porque sí. “Cowboys de la A3” es el
resultado de habernos dado cuenta de que el rock era lo que mejor se nos daba
haber sobre el escenario y lo que mejor se comía el público, entonces mola
porque es justamente lo que nos gusta hacer. En “La Noche” estábamos un poquito
más con el miedo de no pasarnos porque había un terreno muy alternativo e
indie, además de que también nos gusta esa música y veníamos consumiéndola,
pero aquel disco suena redondo, bonito, suave y más indie que rockero, excepto
en algunos temas como “Abajo”. Sin embargo, este nuevo disco es el resultado de
quitarse cualquier tapujo y miedo y decir en el local “vamos a hacer rock, si
vamos a hacer canciones duras las hacemos duras de verdad”. Luego probamos
también a meter matices latinos como pasa en “Veneno”, acordes más suaves que
nos gusta llamar “rocketón” como en “Besos y Animales” y también a quitar cosas
y capas en canciones más suaves como “Copilotos” en la que utilizamos un
cuarteto de cuerda maravilloso. Todo esto creemos que también forma parte de
madurar como compositores.
¿Tenéis algún tipo de estudios musicales o sois autodidactas?
J: Dani estudió algo de clarinete cuando era pequeño,
pero somos autodidactas todos. Ahora estudiamos más cuando tenemos tiempo y
damos alguna clase para seguir mejorando. Escuchamos mucha música también para
aprender cosas, pero somos autodidactas.
¿Os habéis planteado hacer alguna versión en directo o alguna otra colaboración?
P: Desde aquí invitamos a Bad Bunny a hacer una
versión de cualquiera de sus temas o alguno de los nuestros si él quiere,
porque es una máquina, o Miley Cyrus si quiere.
J: Con las colaboraciones somos un poco raros.
Hemos colaborado exclusivamente con Dani Fernández porque somos amigos, incluso
desde antes de la colaboración y ha hicimos cosas. Una vez salió a cantar “Big
Bang” con nosotros en un concierto y Antonio fue a cantar también a algún
concierto suyo, y mola trabajar con gente con la que eres tan afín. Congeniamos
muy bien en el estudio y la canción salió bastante rápida. Pero no hacemos
colaboraciones porque sí, aunque se nos han sugerido cosas. Ojalá hacer una
colaboración con Leiva, sinceramente, porque me parece un artista redondo, toca
muchos instrumentos, tiene buenas ideas y parece muy simpático y amable. Hemos
tenido contacto con él y hemos hablado, pero todavía no hemos tenido ocasión de
sentarnos tranquilamente a conocernos, y tomar una cerveza, que creo que es
algo necesario para que surja una colaboración de Arde Bogotá.
¿Cuántas canciones teníais para el disco, han quedado muchas fuera?
P:
Nosotros hicimos un ejercicio de intentar componer veinte canciones en un
tiempo determinado para luego poder descartar, al final nos salieron una
dieciocho o diecinueve y de ahí elegimos doce, por lo que se nos quedaron fuera
unas seis o siete canciones. Lo volveríamos a hacer así, a mí me encanta
componer, es una afición que tengo.
J: Si el
grupo hizo como diecinueve o veinte canciones entre todos, Pepe en su móvil
tiene como cien ideas, en plan, audios que se le ocurren y los graba, da igual
lo que esté haciendo, él se va, se la canta o se la graba al bajo si lo tiene a
mano, y muchas de esas ideas se traen al estudio.
P: Me
gusta pensar que el cantante de Coldplay hace lo mismo, que enseña ochenta
ideas y sólo le cogen dos.
J: Es
difícil escoger qué canciones se quedan fuera. Ya veremos qué hacemos con ese
material.
En el disco, con una presentación muy cuidada, por cierto, cada canción está representada por un animal. ¿Por qué habéis elegido estos animales y no otros? El caballito de mar de La Salvación, por ejemplo.
P: El
viaje a la salvación es el viaje de vuelta a casa, y nosotros vemos reflejada
la casa en el caballito de mar. Tiene también una relación con el Mar Menor, de
dónde venimos. El caballo del agua, me gusta como suena y creemos que era el
animal que mejor representaba el volver a nuestra casa, a Cartagena, donde empezó
el viaje.
J: Es
como un cowboy submarino.
¿Cómo surge la idea de adjudicarle un animal a cada canción?
J:
Cuando empezamos a componer el disco, después de hacer un par de canciones
Antonio nos reunió y vino con el concepto del disco, vino con un powerpoint
literalmente y con dibujos en un cuaderno. En ese cuaderno había dibujada una
ruleta y la ruleta era tipo trivial, en cada quesito había un animal y en cada
animal un sentimiento, fue como… ¡Wow!, qué fácil es entender las mierdas estas
así, es que el concepto estaba muy claro. La idea ya se quedó así porque es muy
fácil relacionar con un sentimiento motivo del viaje. Por ejemplo, “Clávame tus
palabras”; el animal que se escogió para esta canción era un ciervo porque los
ciervos a veces sólo se entienden a cabezazos y se revientan las cornamentas
los unos contra los otros, por eso esta canción es un viaje al odio. Y así
sucede con todas, entonces es como que ampliar mucho más todos los conceptos
también enriquece cada canción y lo que es el conjunto del disco.
¿La canción de “Escorpio y Sagitario” cuenta una historia real?
P: Tienes ante ti a un Escorpio y a un
Sagitario, también Antonio es Sagitario. Yo por ejemplo soy un poco complicado
y a veces cuando me dan mis mierdas, Antonio lo denomina como que estoy muy
“esporpio” y creo que se inspiró un poco en eso para hacer el viaje de esta
canción, que era un viaje a la perdición.
J: Creo que más que una historia real es una
crítica a depender del cosmos, una canción de amor y desamor que habla sobre ir
en contra de lo establecido, en este caso por un horóscopo. Por eso es un viaje
a la perdición, porque a veces decides entregarte a esa relación y a ir en
contra de lo que el horóscopo y el cosmos dicen.
Acaba de comenzar la gira. ¿Cómo está respondiendo la gente y qué sensaciones estáis teniendo en estos primeros conciertos?
J: La
respuesta está siendo acojonante. Ya empezó a ser acojonante hacia mitad de la
gira de “La Noche” pero ha ido creciendo. Quiero pensar que hubo una especie de
efecto llamada y entonces hay gente que repite y cada vez lleva a más gente, y
la curiosidad y el “hype” que se genera alrededor de la banda hace que esté
yendo muchísima gente a vernos actuar, y lo bueno es que gran parte de ese
público se suele quedar. Lo que está ocurriendo ahora es como la continuación
de aquello que empezó con “La Noche”, pero partimos de un número de gente
mayor, así que no sabemos cómo acabará esta gira. En los primeros conciertos de
la gira sí estamos teniendo la sensación de que, a pesar de ser festivales, la
gente viene a verte a ti, se sabe tus canciones, incluso las que no han sido
single, como “El Beso”, que me sorprendió muchísimo como el público la coreó el
otro día en Málaga, a las siete de la tarde con el calor que hacía, por ejemplo.
Es muy fuerte y esperamos que todo siga así de bien, la verdad.
Preferís ¿Sala o festival?
J: Hace
poco llegamos a una conclusión y es que los festivales son una fiesta y las
salas una ceremonia. En un festival hay muchas bandas y va mucha gente a vivir
un ambiente distendido, a pasarlo bien, a conocer y a investigar. Prácticamente
da igual quien toque porque todo es una fiesta. Sin embargo, las salas son una
ceremonia porque la gente está invirtiendo un dinero que se ha ganado
trabajando y un tiempo, que es oro, para ir a verte exclusivamente a ti, y eso
genera un sentimiento de comunión y una energía que es absolutamente
incomparable, se me pone hasta la piel de gallina cuando lo cuento. Así que,
definitivamente me quedo con la sala porque nos debemos a nuestra gente.
P: Me
quedaría también con una reflexión muy buena que hizo Antonio y es que una
ceremonia puede ser festiva y una fiesta puede ser una ceremonia. Al final los
dos mundos son muy interesantes. Ahora nos está pasando algo así porque en gran
parte de los festivales a los que vas la gente ya te conoce y sabe tus
canciones, es lo que hablábamos antes.
¿Cuál ha sido la mayor locura que ha hecho un fan por vosotros hasta ahora?
J: Por ejemplo, un chico, que creo que vive en
Águilas, se ha hecho muchísimos kilómetros. Vino a Almendralejo, Extremadura,
casi Portugal, sólo para vernos. También ha venido a León y a Málaga, está muy
loco, eso me parece hardcore; de hecho, en Almendralejo lo metimos en el camerino
con nosotros ya que se había hecho tantos kilómetros, además creo que vino
solo. Otra cosa graciosa que se nos ocurre fue por ejemplo el otro día, que
vino una mujer al concierto con una camiseta tuneada en la que aparecían Dios
con el niño Jesús en brazos, la cara de Dios era la de Antonio y el niño Jesús tenía
la cara de la fan, “San Antonio de Cartagena” ponía en la camiseta, fue como un
poco chocante y nos hizo mucha gracia.
Cómo asimiláis el cambio en vuestras vidas, de pasar de ser prácticamente desconocidos a tener cada día una legión de fans más amplia y que os digan a cada rato lo buenos que sois. ¿Seguís siendo los mismos?
J: Para empezar, no es bueno ni sano andar un
palmo por encima del suelo, tu cabeza no puede estar por encima del bien y del
mal, porque no sería verdad. Somos una banda de rock de cuatro chicos de
Cartagena que lo están haciendo bien gracias a Dios, que han sacado un buen
disco que ha tenido una gran aceptación, buena crítica. Pero queremos pensar
que son las canciones las que gustan, así que teniendo eso claro no te puedes
obcecar con el concepto de la fama, que es muy relativo. A veces te paran por
la calle, pero es gente que quiere hablar de música. Tenemos a nuestras
familias y a nuestro manager que nos recuerda constantemente que hay que tener
los pies en el suelo, además tenemos muy claro que hay que seguir trabajando
duro y que no podemos dar nada por hecho porque de repente la cagas y se va
todo a la mierda.
P: Seguimos yendo con las mismas personas y
haciendo las mismas cosas que antes, aunque tenemos menos tiempo, claro.
Cómo es el día a día de la banda cuando estáis de gira.
P: Cada uno tiene su manera de entretenerse, a
José Ángel le gusta más dormir, escuchar música y coger el móvil y a mí me
gusta jugar a la Nintendo Switch, por ejemplo. Cada uno se busca su
entretenimiento, pero sí que se repiten unas rutinas de desayunos, comidas,
pruebas de sonido, concierto, hotel, etcétera.
J: Nosotros giramos en torno a una hoja de
ruta, que es un Excel que hace Alberto, nuestro roadmanager, y eso es La Biblia.
Gracias a eso tenemos una organización que se ha “rutinizado” y así es más
fácil trabajar, aunque luego cada uno tenga su vía de escape particular. Pero
cada concierto es distinto y no sabes lo que va a ocurrir. Ahora ya empezamos a
priorizar cuantas horas vamos a dormir más que salir de fiesta después del
concierto. Eso lo aprendimos en la gira de “La Noche” que empezamos con pocos
conciertos y acabamos con 86, este año creo que tenemos ya confirmados unos 50,
es una locura.
¿Quién pone la música en la furgoneta?
J: El que conduce. Por eso yo me llevo los auriculares
(risas). Depende del momento, suele conducir Arturo que pone Hardcore, Metalcore,
Rock Sucio, Underground o Punk. Alberto también conduce y pone música más indie
y relajada. Pero de camino a los conciertos ponemos regaetton o Shakira, se ha
convertido como en una especie de costumbre, con mayor o menor aceptación, pero
se suele poner antes de un bolo.
Echando un vistazo a vuestras redes parece que os identificáis más con bandas estilo Indie que con bandas de puro rock. Después del disco que habéis sacado ¿Creéis que podría ampliarse vuestro campo de acción a un público más “rockero” sin dejar por ello de lado a vuestro público de siempre?
P: Ojalá,
me encantaría tocar en el Resurrection Fest compartiendo cartel Slipknot.
J: Ya tocamos
en un festival que llama Rabo Lagartija, que es un festival casi Ska-Punk-Mestizaje.
Tocamos por la tarde, sobre las 18:00, y la aceptación fue muy buena, había
hasta fans hooligans de la banda con el calor que hacía. Hubo olla, me lo pasé
que flipas. Así que sí creo que podemos tener cabida en otro tipo de festivales
como el Resurrection Fest, Leyendas del Rock o Rock Imperium. Creo que
estaríamos cómodos en ese ambiente. No somos Ghost, ni Scorpions… pero somos
sagitario (risas).
¿Cómo se forma Arde Bogotá?, ¿os conocéis de toda la vida?
J: Todos
nos conocíamos antes de la banda, Pepe y Antonio fueron juntos a la guardería y
se enteraron después de formar la banda. Pepe y yo íbamos juntos al instituto “Isaac
Peral”, tocábamos en bandas de versiones y en bandas “heavys”, más tarde conocí
a Dani y formamos una banda de versiones y canciones propias y una cosa llevó a
la otra y tras un tiempo sin tocar decidimos montar otra banda Dani y yo. Puse
un anuncio en Facebook buscando un bajista para un proyecto “funk” y apareció
Pepe, que yo ya había pensado en él porque sabía que era un bajista muy natural
que estaba elegido por el cielo para tocar el bajo. Nos faltaba un cantante y
de casualidad Dani y Antonio se conocieron en una tasca de Murcia, se enteró de
que cantaba y le dijo que le pasara una canción y que si le gustaba le buscaba
músicos, en plan fantasmada porque la banda ya estaba formada, nos flipó lo que
nos envió Antonio que era una versión maquetera de “Antiaéreo” y decidimos
ponerle música improvisada y sonó de puta madre, se quedó relativamente
parecida a la versión actual. Dijimos, “¡por fin!” … y lo demás es historia.
P: Hay
que decir que en esa tasca de Murcia, Antonio y Dani hablaron de “¿a qué suena
el rock español?” y fantasearon con dar un paso más en el rock español y que no
sea todo tan Marea, Extremoduro y demás, sino un poco más anglosajón como Foo
Figthers, Artic Monkeys, etc... después le contó Antonio lo de sus canciones y
llegó todo lo que ya sabéis.
¿Qué os gusta hacer cuando no estáis de gira, qué aficiones tenéis?
J: Cuando
cogemos oficialmente vacaciones nos vamos de viaje lo más lejos posible por
separado. Intentamos estar el mayor tiempo posible con nuestras familias y nuestras
parejas, comer bien, hacer deporte y dormir todo lo que no hemos podido dormir.
Seguimos absorbiendo información, componiendo y escuchando mucha música. Pasamos
la mitad de nuestra vida juntos y eso ya es una aventura. Mis amigos son mi
banda y mi equipo, se ha convertido en una especie de familia. Viajamos todo el
equipo en la misma furgoneta, somos 9 ahora mismo.
Si tuvierais que elegir una canción para escuchar el resto de vuestras vidas, sólo una, ¿con cuál os quedaríais?
J: Es una pregunta muy difícil porque depende del momento. Dani te diría seguramente cualquiera del disco “American Idiot” de Green Day. Yo escucho mucha música inglesa, ahora estoy escuchando mucho a una banda inglesa que se llaman Kasabian. Hay una también que me gusta y últimamente la escucho mucho y me relaja que se llama “Coffe and TV” de Blur, por ahí orbito.
P: Yo hay una serie
de canciones a las que siempre vuelvo, por ejemplo, el “One” de Metallica es
una canción en la que siempre acabo, bien sea por sentimiento o por el mero
hecho de entrenar con ella.
Si pudierais volver atrás en el tiempo, ¿a qué momento viajaríais?
J: Yo viajaría
a mitad de los años 60 a un Londres súper efervescente y me presentaría en Abbey
Road para conocer a los Beatles y tomarme una cerveza con ellos, hablando de
cómo hacen las cosas y qué se les pasa por la cabeza, porque para mí esos tíos
son unos putos genios.
P: A mi
me hubiera gustado ir al concierto de Metallica de Seattle del año 1989 o conocer
a Freddie Mercury.
Un Lugar donde perderse.
P:
Canarias.
J:
Londres.
Un perfume.
P: One Million
de Paco Rabanne
J: Boss The
Scent
Comida favorita.
J: Espaguetti a la carbonara.
P: A mi me gusta mucho la
tortilla de patatas, que la hago muy rica. No sé hacer muchas cosas pero las
cosas que hago las hago muy ricas.
Un color.
P: Negro.
J: Azul
oscuro.
Un libro.
P: “El Nombre
del Viento” de Patrick Rothfuss.
J: “Hombres
Buenos” de Arturo Pérez Reverte.
Una película.
P: Gladiator.
J: El
discurso del Rey.
¿Qué os asusta de la sociedad actual?
J: Que se
desatienda a la gente sin recursos y se aparte la mirada ante esas cosas. Me
parece que hay un problema muy gordo en la sociedad para que haya tanta gente
durmiendo en la calle.
P: Yo,
además de lo que ha dicho mi compañero, diría que me asustan los extremos.
Un héroe en la ficción.
P: Spiderman o
Batman.
J: Yo me pido a Lobezno,
porque se regenera que te cagas y a mi me viene genial regenerarme.
Y un héroe en la vida real.
¡Mi madre! (dicen
los dos a la vez)
Vuestra mejor virtud.
J: El
tesón.
P: Naturalidad
y honestidad.
Vuestro peor defecto.
J: La
impaciencia.
P: La
inseguridad.
¿Qué nos deparará Arde Bogotá en un futuro cercano?
P: ¡Yo
ya estoy componiendo!
J: No quiero
ni oír hablar del tercer disco, porque no sé ni cuando va a acabar la segunda
gira. Con la compañía vamos disco por disco así que tenemos relativa
tranquilidad. Tenemos un disco recién salido y ahora solo pensamos en hacer
todos los bolos este año con salud y mucha energía y el año que viene ya se
verá.
Y de cara a un futuro más lejano, ¿os visualizáis dentro de 30 años juntos subidos al escenario?
P: A mi
me gustaría pensar que nos veremos como mejores personas, mejores músicos y
mejores amigos.
J: Me
encantaría ir a tocar a un estadio de Los Ángeles para nuestro público de habla
hispana. Ya estamos haciendo nuestros pinitos en Colombia y nos gustaría seguir
yendo al otro lado del charco. Ojalá dentro 30 años tengamos que tocar siempre
en estadios y que tengan que venir a darnos oxígeno y pensar que vamos a volar,
pero en primera clase.
P: Wembley.
J: El
otro día hablábamos sobre el techo de un artista y es una cosa muy complicada
porque no sabes cuál es tu límite y cuando crees que lo sabes, ¿cómo lo
superas?
Vosotros no tenéis techo, y yo que me alegro. Muchísimas gracias por vuestro tiempo.
Ha sido un placer.
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